¿Quién estaba dentro de Tincho Carpincho?

Fue un personaje de un programa infantil que se emitió en 1982 por Canal 13 en la ciudad de Santa Fe

Desde el comienzo del aislamiento obligatorio los carpinchos fueron tomando una incontenible relevancia mediática hasta el punto de liderar (simbólicamente) una revolución basada en la lucha de clases por su propagación en barrios privados del Nordelta en Buenos Aires. Y en varias ocasiones el animal haya sido tendencia mundial en las redes sociales en el último mes.
Los primeros en utilizar la figura del emblemático roedor fueron los comunicadores del municipio de Sauce en Corrientes, que para graficar el distanciamiento social para prevenir el coronavirus solicitaron a la población imaginar que se tiene a dos carpinchos adelante. Desde ahí, juegos y memes se fueron desatando desmesuradamente hasta sacar a flote desde lo más hondo de la memoria santafesina al personaje Tincho Carpincho, que el jueves fue trending topic nacional por varias horas. Serán las pequeñas patitas en proporción a su robusto cuerpo, los adorables ojos negros y el imaginario social de bicho amiguero que hacen que brinden algo de felicidad las imágenes de carpinchos disfrazados u ocupados en oficinas. A su vez, proteccionistas y especialistas celebran el amor virtual desarrollado en cuarentena por este animal salvaje, pero advierten que no se puede domesticar ya que está prohibido por ley provincial.
«Fue el amor de mi vida», dijo la veterinaria Cristina Pagani a UNO Santa Fe sobre su experiencia de haber criado a una carpincha entre 1995 y el 2000. Tota llegó a la casa de Pagani por una recomendación de guardafauna. Estaba recién nacida y unos cazadores furtivos habían matado a la madre en el campo. La policía los detuvo, y desde el gobierno provincial buscaron que pueda sobrevivir. Se gestionaron permisos a través de la Granja La Esmeralda y la tuvo esos años. «Un animal que está bien cuidado por lo menos está protegido de la matanza», sostiene la profesional.

«En realidad no son animales para tener de mascota porque son de la fauna salvaje. Pero que son muy adaptables, lo son. Cuando se acostumbran a la mano humana son divinos. La iban a vender en Rosario, a los hermanitos no los encontramos. Me preguntaron si la podía criar, nunca lo había hecho pero acepté. Empezamos con mamadera y la pusimos en una pecera con yuyos. Como lloraba cuando estaba sola, la llevamos a la cama y empezó a dormir entre nosotros. A veces nos comía los pelos, se tapaba con la cobija, quería calor. Sociabilizó con los perros de la casa, sin problemas. No se podía dejar ningún vaso con bebida porque o se lo tomaba o lo tumbaba, de lo que sea, agua, vino, cerveza. Le encantaba la sidra», recuerda.
Y agrega: «Hay una antes y un después en la vida si tenés un carpincho. Yo hice vida de carpincho y ella de humano. Son un amor. No sé cómo serán los machos. Yo tuve una hembrita. La vi solo una vez en celo y después nunca más nada. Era agresiva con las personas que no les gustaban, medio que los corría. Pero en general con mis hijas estaba todo bien, tuve una vida soñada con ellas. El día que se me murió, fui otra persona. Podría escribir un libro sobre lo que viví con ella. Después no quise volver a repetir la experiencia. Era un tema también porque cuando ella quería choclo y no había me tenía que ir a las doce de la noche hasta Monte Vera para conseguirlos. Le gustaba también el alimento de gatos, pero agarraba todo lo que comía yo. Cuando no le dabas, te enganchaba el mantel y te tiraba todo. Era terrible».
«Nunca me ensució la casa. Le ponía un recipiente con algo de agua y hacía caca y pis ahí. Aunque nunca me mordió nada de madera, sí me comía las cortinas y las sábanas. Para tener un carpincho tenés que tener un lugar grande, son muy buenos nadadores. No se los tiene que obligar a entrar al agua porque ellos van regulando la temperatura. Si hace calor se meten, sino no les gusta el agua fría. Te llamaba para ir al piletín, los de lona me los rompía, así que le compré una pileta de fibra. Hay que tener mucho espacio. Por ahí mordía abajo del agua, jugaba, se dejaba bañar», apunta. Además comenta que son animales sociales y comunitarios entre ellos.
En relación a los cuidados, advierte: «Algunas plantas son tóxicas para ellos. A mí me pasó eso, así murió. Había dejado unas ramas de laurel adelante, y a ella le gustaba mirar la puerta, así que se las comió. Es una planta cianogenética, tienen cianuro. Cuando llegué de trabajar ya tenía el cuadro cardiorrespiratorio». Viven entre ocho y 10 años, pero Pagani señala: «Supe de un señor que tuvo uno quince años».
«La forma en que los cazan y los matan es terrorífica. Los que buscan el cuero, los asesinan a palazos. Son unos sinvergüenzas, son perversos. Con el carpincho, las nutrias, hacen cualquier cosa, matan embarazadas, se divierten asesinando cachorros», lamenta la proteccionista y veterinaria.
No es para mascota
En la provincia de Santa Fe la caza y captura del carpincho está prohibida y es un delito penal. «Que se use para la campaña de distanciamiento o que surja en memes es buena idea para la difusión del animal porque es autóctono, es nuestro», señala Marcela Titarelli, de la Subdirección de Ecología del Ministerio de la Producción, Ciencia y Tecnología de la provincia, a UNO Santa Fe. Y destaca: «Quizá hay quienes lo pueden tomar como broma; no investigar mucho y llegar a pensar que se puede tener de mascota. Tal vez lo exponen de una forma que se puede tener en la casa y no es así. Desde nuestra área que hace control y fiscalización de caza y pesca, el tráfico y comercialización de fauna silvestre está prohibido. Incluyendo a los carpinchos. Santa Fe adhiere a la Ley Nacional 22.421 a través de la Ley Provincial 4.830 que establece la prohibición. No podemos tenerlos de mascota ni cazarlos, ni nada de eso».
Al ser consultada por los productos que generalmente se ven en comercios de alimentos envasados, que ofrecen escabeches de carpincho, por ejemplo, Titarelli responde: «Hay que ver de qué provincia viene ese producto. Cada provincia tiene su legislación. Acá no se puede, pero en otras está permitida la venta si es de criadero. Incluso algunas localidades tienen permitida la caza sustentable, pero no en Santa Fe. Hay que fijarse en los envases la procedencia».
La Sociedad argentina para el estudio de mamíferos, junto a Fauna Nación, categoriza al carpincho como preocupación menor. La especie posee una distribución amplia, se encuentra representada en por lo menos diez provincias y en, al menos, veinticinco áreas protegidas, aunque las mismas poseen grado de protección variable. El carpincho, que posee un área de distribución que abarca desde Panamá hasta el sur de la provincia de Buenos Aires, en la Argentina; está presente en todos los países sudamericanos a excepción de Chile.

Foto: Nicolás Onorato
En caso de encontrarse con un carpincho, Titarelli sugiere: «Depende dónde. Son animales semiacuáticos, entonces es común verlos en zona de islas, arroyos, lagunas, ríos, en áreas inundables, en bosques o arbustales. Si es un ambiente natural uno no tiene que hacer nada. No hay que molestarlo. Cualquier acto que tenga que ver con la persecución, el intento de atraparlo, es un acto de caza y eso esta prohibido por la ley. No hay que intervenir. Ahora, si de repente el animal se encuentra en el área urbana, en medio de una ciudad, donde no es natural que esté, tengo que comunicarme con la fuerza de seguridad más cercana. Los Pumas, bomberos o la policía local, y ellos deciden a qué área de gobierno llaman para ver si es necesario el traslado a un centro de fauna o si se puede liberar con indicaciones de profesional técnico de la provincia».
«Que la gente no se acostumbre con estos memes a pensar que se los puede tener de mascotas, siempre hay que resguardar la fauna silvestre. No es un animal doméstico. Tiene otros tratamientos veterinarios, sus enfermedades, su alimentación propia. Si lo retiramos de su ambiente estamos generando un daño no solo al individuo sino a su grupo, porque son sociables y viven en grupo. El daño es a toda la población. Si bien el comportamiento de los carpinchos son tranquilos, puede haber alteraciones de los machos cuando están en celo y pueden ser agresivos. La fauna silvestre no se puede domesticar», concluyó.
La ONG Capibara, destaca en este mismo sentido: «En las últimas semanas fuimos testigos de una suerte de viralización del capibara a través de publicaciones en redes sociales, iniciativa espontánea a la que incluso nos sumamos desde nuestros perfiles institucionales. Creemos que puede ser una oportunidad para un divertimento sano en el contexto del aislamiento preventivo que estamos atravesando, además de ser una ocasión para tener un mayor acercamiento a nuestra fauna autóctona. Es importante que aprendamos a valorar y proteger la rica biodiversidad de nuestra región y que enseñemos a nuestros hijos no solo sobre animales no humanos de otras latitudes, sino también sobre aquellos que (todavía) podemos encontrar en nuestro litoral».
«Sin embargo, debemos resaltar que el capibara no es una mascota. Es un animal silvestre y debemos respetar su hábitat natural, no solo por su bienestar individual sino también por la perduración de la especie y el mantenimiento del equilibrio ecológico. La caza o captura de capibaras silvestres se encuentra prohibida durante todo el año tanto en la provincia de Santa Fe como en la provincia de Entre Ríos, e incumplir esa normativa constituye un delito penal sujeto a graves penas. La simpatía y el acercamiento por este animal o cualquier otro de la fauna silvestre no debe llevarnos por el peligroso camino del mascotismo. La mejor muestra de aprecio que podemos tener con ellos es respetar su desarrollo natural y exigir a nuestras autoridades la adopción de políticas públicas consistentes en la lucha contra sus principales enemigos: la pérdida de su hábitat natural, la deforestación, el tráfico de especies, la caza furtiva y el turismo cinegético», agregan.
Personaje bien santafesino
Tincho Carpincho fue un personaje de un programa infantil que se emitió en 1982 por Canal 13 en la ciudad de Santa Fe. Fue muy famoso entre los más chicos, que todavía lo recuerdan cada vez que se habla del animal o de figuras importantes y emblemáticas de la región.
Con el tiempo se convirtió en un verdadero e histórico ícono santafesino. Llenó estadios, recolectó ropa para programas solidarios, ocupó un lugar en los corazones de las familias, visitó pueblos de la provincia y de Entre Ríos y enseñó sobre el mundo de las islas y paisajes del litoral.
Fue creado por el periodista Jorge Álvarez como una fantasía para niños, como había visto en el parque de Disney en los 70. Tuvo transmisiones durante varios años, también, en otros canales locales.
«Lo empezamos como segmento en La Tierra y Su Gente, pero a pedido del dueño del canal hicimos que tenga su propio programa. Tuvo tanto éxito que nos pasó por arriba. Fue explosivo lo que pasó con el carpincho. Lo que rescatamos es que fue un bicho nuestro, un animal de nuestra zona. Fue un elemento que sirvió para inculcar valores de solidaridad y de identidad de nuestra cultura. Tuvo muchos significados en otro tipo de cuestiones más allá del programa infantil. Arrancamos con la campaña solidaria Abriga a un Niño, y eso quedó en la gente muy arraigado», expresa Álvarez a UNO Santa Fe.
Y detalla: «Era un programa que se hacía todo en exteriores, participaban mis hijos que eran chiquitos y la que estaba adentro era mi esposa Ivonne. Era familiar. El año pasado quisimos revivirlo, grabamos un piloto. Era para este año, pero nos agarró la pandemia y quedó todo congelado».
fuente: unosantafe.com.ar